T MQ PRIEGO 1501

Título: Real provisión de los Reyes Católicos otorgando el título de Marqués de Priego, 1501.

Fuente: Archivo Ducal de Medinaceli.

1501 MQ DE PRIEGO.

PEDRO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA Y PACHECO.

Pedro Fernández de Córdoba y Pacheco (Aguilar de la FronteraCórdoba, 1470 – Olías del ReyToledo, 24 de enero de 1517) fue un noble español, jefe de la Casa de Aguilar como VII señor de Aguilar de la Frontera y X de la Casa y Estado de Córdoba.

Hijo de Alonso de Aguilar, VI señor de Aguilar y alcaide de Córdoba, y de Catalina Pacheco, a su vez hija de Juan Pacheco.[

Pedro Fernández de Córdoba y Pacheco (1470-1517), como IX Señor de Cañete, VII de Priego, Aguilar de la Frontera, Puente de Don Gonzalo, Monturque, Castillo Anzur, Montilla, II de Carcabuey y Santa Cruz. Y en póstumo homenaje a la figura de su padre, los propios Reyes Católicos elevaron el rango de aquellos dominios cordobeses constituyéndolos en marquesado, con el título de Priego. De ahí que la Casa de Aguilar desde los inicios del siglo XVI fuese conocida como Casa de Priego, a raíz de recibir don Pedro, en diciembre de 1501, el título de primer Marqués de esa denominación.

El estado se amplió de inmediato con el señorío de Montalbán, que el propio primer Marqués de Priego adquirió por compraventa entre 1503-05. Muy poco después, con ocasión de los serios incidentes acaecidos en la ciudad de Córdoba en 1506-08 cuando el inquisidor Lucero se erigió en autoridad de la iglesia cordobesa y el marqués apresó al corregidor que quiso investigar su conducta como alcalde mayor de la ciudad en aquellos tumultos, Pedro Fernández de Córdoba sufriría el destierro perpetuo de Andalucía, por orden de Fernando el Católico, y la pérdida de todos sus cargos y tenencias, más la destrucción de su fortaleza de Montilla y una multa de 20 millones de maravedís, pena posteriormente reducida hasta quedar finalmente absuelto. Desde entonces vivió prácticamente retirado hasta su muerte en 1517.

La heredera de estos dominios fue la mayor de sus hijas, doña Catalina Fernández de Córdoba I (1495-1569), II Marquesa de Priego y Señora de Aguilar, Cañete de las Torres, Puente de Don Gonzalo, Monturque, Castillo Anzur, Montilla, Carcabuey, Santa Cruz y Montalbán. De este modo, el marquesado adquiría en los años centrales del siglo XVI, sus perfiles máximos, asentado al sur del reino de Córdoba, mayoritariamente dentro de la comarca natural de la Campiña y con una prolongación —discontinua del núcleo anterior— en las sierras Subbéticas colindantes con el reino y obispado de Jaén.

Ese mismo año de 1517, en el que doña Catalina tomaba posesión de sus dominios, se concertaba su matrimonio con el III Conde de Feria, Lorenzo Suárez de Figueroa III ( ? -1528), unas capitulaciones que posicionaban claramente la prelación de la Casa de Priego (recién reconocida por Carlos I como una de las contadas “Grandes de España” inmemoriales) sobre la ducal de Feria, pese al mayor rango de este título en el escalafón nobiliario. Y cuando todo hacía prever una prolongada agregación de ambas Casas pues el matrimonio tuvo descendencia de inmediato, asegurando la posteridad, la rigurosa agnación inherente al título ducal de Feria obligó a que ambas Casas siguieran derroteros paralelos en dos líneas sucesorias distintas hasta 1634, en que se produjo tal unión en la persona del sordomudo Alfonso Fernández de Córdoba y Figueroa (1588-1645). La ocasión para esta fusión se presentó cuando, su nieto materno, el IV Duque de Feria Lorenzo-Gaspar Suárez de Figueroa y Córdoba, fallecía joven, soltero y sin descendencia y, en calidad de varón más propincuo a la sucesión de esta familia, don Alfonso «el Mudo» se convertía en el V Duque de Feria y IV Marqués de Villalba, concluyendo así un largo proceso sucesorio que arrastraba desde 1518.

El sucesor de la doble Casa de Priego-Feria, en 1645, fue su hijo Luis Ignacio Fernández de Córdoba y Figueroa I (1623-1665), VI Marqués de Priego, IV de Villafranca y Celada, VI Duque de Feria, V Marqués de Villalba y otros títulos, quien por su salud quebrantada fallecía, aún joven, veinte años después. Otra sucesión efímera fue la del hijo y sucesor de éste, Luis Mauricio Fernández de Córdoba y Figueroa II (1650-1690), VII Marqués de Priego y VII Duque de Feria, esposo desde 1675 de Feliche María de la Cerda y Aragón (1657-1709), la mayor de las hijas del VIII Duque de Medinaceli Juan Francisco de la Cerda Enríquez de Ribera, y de la VIII Duquesa de Segorbe, IX de Cardona y IX Marquesa de Denia, Catalina Antonia Folc de Cardona y Aragón. El primogénito de este matrimonio, Manuel Luis Fernández de Córdoba y Figueroa (1679-1700), tomaba posesión de los estados cordobeses y extremeños en 1690 y, con tan solo 10 años de edad, se titulaba VIII Marqués de Priego, VIII Duque de Feria y demás títulos agregados (excepción hecha del marquesado de Celada, que se perdió en la familia). Y aunque se discernían sobre él grandes expectativas sucesorias en los estados de la poderosa Casa materna, el destino no consintió que tales supuestos se cumplieran en su persona pues falleció soltero y sin descendencia en 1700, a la edad de 20 años. Por testamento previo dejaba a su madre, doña Feliche, como única heredera de sus bienes. Le sucedía en la titularidad del doble mayorazgo su hermano inmediato, Nicolás María Fernández de Córdoba y Figueroa (1682-1739).

Por entonces su madre era considerada virtual sucesora de la Casa Ducal de Medinaceli y agregadas, no solo porque el IX Duque D. Luis Francisco de la Cerda Folc de Cardona y Aragón (1660-1711), único hermano varón de doña Feliche, carecía de descendencia sino también porque, en septiembre de 1710, fue sometido a un proceso político y condenado a prisión, donde fallecía en los primeros días del año siguiente.

Su falta de posteridad lo convirtió en el último varón de la Real Casa de la Cerda. Ni tan siquiera doña Feliche llegó a conocer el trágico desenlace final de su hermano pues había fallecido repentinamente en 1709. Quien sí recibió la noticia de esta infortunada muerte fue el Marqués de Priego-Duque de Feria Nicolás María Fernández de Córdoba y de la Cerda, sobrino del duque Medinaceli y su heredero como varón más propincuo a la sucesión, quien desde 1711 añadía a la nómina de sus títulos el de X Duque de Medinaceli y los otros muchos agregados que llevaba consigo. De esta manera quedaba incorporada a la Casa de Priego la de mayor alcurnia histórica del espectro nobiliario, Medinaceli, descendiente de aquellos infantes de la Cerda que quedaron relegados de la Corona de Castilla-León tras la muerte de Alfonso X el Sabio. Y aun cuando don Nicolás María mantuvo normalmente el título de Marqués de Priego como el primero de su titulación, de inmediato los sucesivos jefes de la Casa de Córdoba (por varonía, además, Figueroa) antepusieron el título de Duque de Medinaceli sobre los demás, en razón evidente de una alcurnia de éste que no podía alcanzar ningún otro. De ahí que, desde 1711, la familia se constituyese en eje de las sucesivas Casas que se agregaron a la de Medinaceli.

Así sería hasta el año 2013, en que la raza Fernández de Córdoba de duques de Medinaceli se extinguió, pasando a la germánica de los Hohenlohe-Langenburg.

Autor: Antonio Sánchez González

Actual titularidad: La casa está vacante desde el 18 de agosto de 2013